lunes, 7 de mayo de 2012

El sistema de pagos


En los Estados Unidos y Europa Occidental el sistema de pagos se basa en los méritos. Es un sistema que paga más a quienes son más eficientes, sin tener en cuenta la edad. Últimamente, el Japón ha estado introduciendo el elemento del mérito en su sistema de pagos, pero la antigüedad y la jerar­quía siguen predominando. Pienso que el régimen de pagos según los méritos se justifica con el argumento de que el dinero hace que la gente trabaje.

Si vamos a motivar a la gente con dinero únicamente, ¿qué sucederá con quienes no deriven satisfacción de su trabajo? Como demostré antes, si les subimos el sueldo tal vez acudan a trabajar solo tres o cuatro días a la semana. Este fenómeno es discernible no solamente en los Estados Uni­dos y Europa Occidental, donde la base salarial es alta, sino también en los países en desarrollo. Me han dicho que en la India, si los sueldos suben un poquito, el ausentismo aumenta. Casi todas las naciones del mundo están interesadas en el cambio de actitudes hacia el trabajo, y por esto prestan mucha atención al Japón.

El sistema de antigüedad y jerarquía tiene sus problemas, naturalmente. Al prolongarse la duración de la vida, cobra importancia el problema de los empleados de edad avanzada y no se puede resolver simplemente prolon­gando la edad de jubilación porque esto crea más problemas. Sea como fuere, me parece un error pensar que el único estímulo para el trabajo es el di­nero.


La alegría, el deseo y el placer tienen diversas dimensiones, y si pretende­mos cambiar las actitudes de la gente hacia el trabajo debemos entender estos impulsos humanos básicos. No soy especialista en el tema, y dejaré las soluciones en manos de los especialistas. Pero sí deseo hacer un breve análisis al respecto.

A. Los deseos monetarios y la felicidad que los acompaña satisfacen las siguientes necesidades básicas:

          las condiciones mínimas para sobrevivir,

          la búsqueda perenne de riqueza, y

          la satisfacción material (por ejemplo el deseo de comprar un automóvil.)

Estas son condiciones básicas y aun necesarias para la vida en sociedad, pero no satisfacen del todo. En cierto sentido, representan deseos bajos de la más ínfima descripción, que no pueden dar plena satisfacción y felicidad. La situación actual del mundo pone claramente de manifiesto su insuficien­cia. Pero hay alternativas:

B. La satisfacción de un trabajo bien hecho. Esto incluye lo siguiente:

• el gozo de completar un proyecto o alcanzar una meta,

• el gozo de escalar una montaña simplemente porque está allí.

C. La felicidad que viene de cooperar con otros y recibir su reconocimiento.

El hombre no puede vivir solo. El individuo vive como un ser social, como miembro de un grupo, de una familia, de un círculo de CC, de una empresa, de una ciudad y de una nación. Así resulta importantísimo que el individuo reciba reconocimiento por parte de la sociedad. En términos más concretos significa:

• que los demás lo reconozcan,

• que se pueda trabajar con otros en grupo (v.g. en un circulo de CC) e interactuar con otros con amistad y amor,

• ser miembro respetado de una buena nación, una buena industria, un buen lugar de trabajo, etc.

D. El gozo de la superación personal, que incluye:

• sentir la satisfacción de poder emplear las propias capacidades al máxi­mo y de crecer como persona,

  tener confianza en si mismo y realizarse a sí mismo,

  utilizar la propia mente, trabajar por voluntad propia y contribuir de esta manera a la sociedad.

De los mencionados factores, me parece que B, C y D representan fiel­mente los deseos del hombre y sus requisitos para ser feliz. Nuestra tarea es aprovecharlos y tratar a la gente como tal. Si nos dejamos imponer la idea de que las necesidades económicas son las más importantes, estaremos perjudicando al individuo, a la sociedad, a la nación y al mundo entero.

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